Posición de CVX en España
miércoles · 23/02/2022
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Somos Iglesia. Seguidores de Jesús de Nazaret, procurando escrutar dónde el Espíritu nos quiere
trabajando para construir el Reino de Dios, que es justicia, paz y misericordia para toda la
humanidad. Por eso nos duele el mal que hacemos, y más aún el que hacen personas
aprovechando la posición en que la Iglesia les ha colocado. Pedimos perdón a las víctimas y a la
sociedad entera por los abusos sexuales y de conciencia cometidos contra menores y otras
personas vulnerables por parte de personas investidas de status por nuestra Iglesia.
Hablamos de un delito gravísimo, desgraciadamente extendido en nuestra sociedad, que cuando
se comete desde posiciones de autoridad moral y poder personal adquiere un nivel de perversidad
que nos deja sin palabras. Afirmamos que toda denuncia debe ser investigada por las autoridades
competentes.
Aspiramos a construir una Iglesia que, aun formada por personas frágiles y pecadoras, es capaz de
reconocer el mal realizado ante los demás y ante Dios, y desde ahí armarse del coraje para solicitar
el perdón a las víctimas y a la sociedad a la que sirve, así como la reconciliación entre todos y todas.
Para que esta palabra no quede en silencio hemos decidido apoyar la carta abierta a la conferencia
episcopal publicada por Alandar el pasado 1 de febrero de 2022 y que tiene por título: “Pasar de
las tinieblas a la luz”. https://www.alandar.org/portada-destacado/abusos-carta-abiertaconferencia-episcopal/
Reconocemos el esfuerzo que varias diócesis y órdenes religiosas han hecho en los últimos años
para avanzar en esta dirección. Sin embargo, consideramos que para que la postura sea más clara
y contundente y esté a la altura del mal causado, es necesaria una comisión única e independiente
promovida por la Iglesia, para realizar el estudio pertinente, unificar los criterios a utilizar en el
futuro y desarrollar el trabajo que se propone en la carta abierta a la que hoy nos adherimos. Una
acción de ese tipo debería servir como testimonio de profundo arrepentimiento y deseo de
reparación y no repetición, constituyéndose en un paso decidido en el trabajo de prevención para
el futuro. Sin duda, un paso hacia una Iglesia más cercana al Evangelio.
Nos solidarizamos con el dolor de las víctimas, pedimos por la rehabilitación de los victimarios y
nos comprometemos a trabajar en la Comunidad de Vida Cristiana en protocolos de prevención
de los abusos.